miércoles, 12 de diciembre de 2018

La Menorá y la planta Moriá (Salvia Palaestina)


“Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas con mortero, para el candelabro, a fin de hacer arder la lámpara de continuo”. (Levítico 24:2)

Moriá es una planta nativa herbácea perenne de una amplia zona que incluye lo que se conoce históricamente como Palestina, (correctamente Israel), también es originaria de Turquía, Siria, Irak, Irán, la península del Sinaí y el noreste de Egipto. Obtuvo su nombre por la descripción que realizó George Bentham en 1835, con el epíteto específico (palaestina) refiriéndose a su distribución geográfica "en palaestinae montibus entre Gaza y Jerusalén", o las montañas entre Gaza y Jerusalén.

El símbolo más antiguo del pueblo de Israel es un candelabro (menorá) o lámpara de aceite de siente brazos representa los arbustos en llamas que vio Moisés en el monte Sinaí. Tan importante es este símbolo para Israel que aparece en su escudo. En ocasiones, este candelabro puede confundirse con otro de nueve brazos llamado “Januquiá”.

Menorá es una pieza de oro usada en el Tabernáculo (santuario móvil construido para los israelitas en el desierto durante el Éxodo); más tarde se usó en el Templo de Jerusalén. Las lámparas se colocaban al final de cada brazo encendidas con aceite de oliva.

Según la historia, se encontraba en el Tabernáculo, y luego en el templo de Salomón. Conocemos su apariencia entre otras cosas porque después de que los romanos ocuparon el templo y destruyeron Jerusalén, se llevaron el candelabro a Roma.

El templo en Jerusalén fue destruido por los romanos en el año 70 AD. El Arco de Tito en Roma, construido para conmemorar la victoria romana, muestra a los soldados llevándose la menorá de Jerusalén como símbolo de la derrota de los judíos. La menorá se convirtió en un símbolo judío y aparece en el emblema oficial de Israel.

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Macri, Michetti, Carrió, Kirchner, Bullrich, Vidal, el Papa Francisco y muchos más son miembros de la B'nai B'rith (Hijos de la Alianza o Hijos del Pacto), la organización judía con sede mundial en Washington D.C., de obediencia masónica reservada exclusivamente a los judíos. Se trata de una organización masónica judía de alcance internacional que se encuentra próxima a cumplir 168 años de existencia y de cuyo seno salieron o participaron o desde la que se apoyó a los más atroces criminales de la humanidad, con cientos de millones de víctimas en su haber.

Paradójicamente, la imagen pública que instaló la B´nai B´rith de sí misma en todo el mundo, es que se trata de una institución judía supuestamente “filantrópica”, y se ha auto-erigido como paladín de los “derechos humanos” y de los “crímenes de lesa humanidad” siendo una pieza fundamental en la persecución jurídica y periodística de las Fuerzas Armadas Argentinas, de Seguridad y Policiales en la “guerra contra la subversión y el terrorismo” en las décadas del 70 y del 80.






Valeria Lukyanova

Valeria Lukyanova, más conocida como la barbie humana, quien empezó a darse a conocer años atrás como el retrato humano de la famosísima muñeca al hacerse modificaciones en su cuerpo.
De hecho sus cambios físicos eran no para parecerse a la barbie sino a una entidad que habita dentro de ella, dando a entender que es una especie de posesión lo que ella manifiesta.

Se inició en la brujería practicando rituales de magia negra con sangre y fuego, al abrir portales y establecer pactos con demonios. Advierte que ella se convertiría en un referente espiritual, una mensajera de la new age con la finalidad de atraer a las masas y servir de eslabón para el adoctrinamiento hacia el tema de los “extraterrestres”. Luego se obsesionaría con Ashtar Sheran y era lógico que luego de un tiempo apareciera como una “iluminada” y "contactada" que había empezado a llamarse "Nahema, la reina de los demonios".

En su película "The Doll" ( ver trailer: https://youtu.be/AgPXaprZwPc ), contrario a personificar a un extraterrestre amoroso como ella se muestra ante el mundo, es llamativo que su personaje es una muñeca asesina que pinta pentagramas satánicos y hace asesinatos rituales y vudú.





Ya tiene una gran experiencia de infancia y juventud, lo cual nos hace pensar que cuando se trata de buscar fama y reconocimiento todos caen en el mismo lugar y terminan haciendo lo mismo que los otros esclavos: pactando y contribuyendo de una u otra manera a la implantación del nuevo orden mundial luciferino, promoviendo la agenda gay, la new age, el transhumanismo, etc...

Además de ser masona, es admiradora del gran masón grado 33 Albert Pike, luciferino en todo el sentido de la palabra. Podemos verla posando para las fotos en la logia "Hollywood" (Hollywood lodge), parada entre los pilares Jachin y Boaz por donde pasan los iniciados haciendo los mudras de "conexión astral"; en otra la vemos sosteniendo el libro "Moral y Dogma" de Albert Pike, en otra la vemos con los guantes blancos masónicos y en otra sosteniendo la gráfica del árbol de la cábala hebrea.













martes, 11 de diciembre de 2018

Feminismo Satánico

Muchos de los artífices del feminismo, del homosexualismo y de la ideología de género (también del socialismo) han reclamado a Satanás como el padre de sus ideas, como se desprende de la reciente tesis doctoral (de unas setecientas páginas) de un investigador sueco, Per Faxneld. Esta tesis ha sido publicada como libro bajo el título de "Satanic Feminism. Lucifer as the liberator of woman in nineteenth-century culture" (Molin & Sorgenfrei, Estocolmo, 2014)

Faxneld demuestra que socialistas, comunistas y anarquistas (en sus textos) tomaron a Satanás como agente y motor de la rebelión contra el orden tradicional, la religión y la propiedad privada.

La literatura romántica decimonónica proclamó que Satanás, en el Jardín del Edén, propuso a Eva la posibilidad de liberarse del control patriarcalista de Dios y de Adán. por lo que algunas de las tempranas feministas empezaron a encontrar en Satanás una figura liberadora. Satanás instruye, según esta interpretación, en la doctrina por la cual los seres humanos pueden elegir libérrimamente su identidad de "género" y es Satanás el que imprime su sello en lo que hoy llaman "opción homosexual". Las brujas medievales, según este enfoque, son presentadas como mujeres libres, a menudo capaces de reinventar su identidad sexual como hombres y afirmar su lesbianismo.